La pandemia del coronavirus ha golpeado a cientos organizaciones de diferentes maneras, obligándolas incluso a detener sus labores de manera parcial o total. Una de las afectadas es Damas de Café, un voluntariado que desde 1976 está dedicado a ayudar a los niños de escasos recursos con cáncer y también a sus familias.
La agrupación lleva más de 40 años trabajando en el Hospital Luis Calvo Mackenna y cerca de 30 años en el Hospital San Juan de Dios para cooperar con pacientes oncológicos -de hasta 18 años- que llegan a los recintos asistenciales desde diferentes lugares del país. En ambos recintos cuentan con oficinas para acompañar a los pacientes y sus familias en sus tratamientos.
La idea de las voluntarias es ayudar con los exámenes médicos, medicamentos, prótesis, movilización, canastas familiares, implementos para salas, pasajes, ayuda social, apoyo psicológico, útiles de aseo y juguetes.
Además, desde 2006 cuentan con un Oncogar, el cual es un vivienda con cuatro habitaciones donde dan alojo y alimentación a los pacientes y sus familias que llegan a los hospitales desde otras regiones. En el hogar hay cinco voluntarias, un psicólogo y una persona que les cocina.
Sin embargo, debido a la pandemia de coronavirus esta iniciativa será ser detenida, debido a que desde la agrupación indicaron que “económicamente no nos da”.
En conversación con BioBioChile, Cristina Benson, presidenta de Damas de Café, lamentó que “lo vamos a tener que cerrar porque los niños están haciendo sus seguimientos y tratamientos en sus lugares de origen, para no tener que viajar a Santiago. Le pedí al dueño de la casa que arrendamos una rebaja, pero no nos quiso hacer rebaja, por lo que decidimos que los recursos que tenemos, porque en estos momentos no nos entra plata, dedicarlo especialmente a los hospitales”.
“Imagina la cantidad de mamás que van a venir a control después y van a tener que hacer otro trámite. Antes me llamaban una semana antes y me decían ‘tía voy viajando la próxima semana a Santiago’ y nosotros le reservábamos la pieza”, añadió.
Además, relató que tuvieron que suspender las visitas que hacían de lunes a domingo a ambos hospitales, por lo que sus labores se han centrado en continuar con los depósitos a las familias para que puedan comprar medicamentos o pagar los exámenes que necesitan.
Pese a esta situación, la agrupación trabajará para poder reabrir el Oncogar cuando finalice la pandemia. “El día de mañana, cuando se mejore todo esto, hacemos de nuevo el hogar”, aseguró Benson.
El voluntariado además junta fondos a través de donaciones directas a su cuenta o también vía recolección de tapas de plástico de bebidas o agua del material polipropileno que posteriormente las venden a recicladores.
La iniciativa de recolectar las tapas empezó en 2011 luego que conocieran una actividad similar que se realizaba en un hospital de Argentina. De esta manera, disponen de un container el Hospital Luis Calvo Mackenna para que las personas las dejen.
“A nosotros nos ha servido mucho porque todos los meses entra plata. Hay personas que nos compran las tapitas y con esa plata ayudamos al funcionamiento del hospital, compramos medicamentos, pagamos exámenes, hacemos canastas familiares”, indicó.
Sumado al container en el hospital, también reciben tapas que les donan desde colegios, universidades, municipalidades y tiendas comerciales ubicadas tanto en Santiago como en regiones.
A raíz de la pandemia, la recolección de tapas plásticas debió ser pausada, sin embargo, igual solicitaron a las personas seguir juntándolas para donarlas cuando finalice la pandemia. En tanto, la donación de dinero sigue disponible, ya que el voluntariado continuará trabajando para ayudar a los pacientes.