Soy Rebeca Villca mamá de Anderson, mi pesadilla empezó en noviembre del año 2.012, mi hijo con muchos dolores musculares, lo llevé al consultorio, muchos exámenes, radiografías y el hemograma que por último nos confirmó la noticia: Anderson tenía Leucemia Linfoblástica Aguda; como mamá tenía la esperanza que los exámenes salieran buenos, pero no fue así… Tuvimos que viajar a Santiago, para empezar su tratamiento, en ese momento el mundo se vino abajo, no lo podía creer!!!!!, no quería creer lo que estaba pasando, miraba a mi hijo que era tan chiquito, tenía cuatro años, sentía mucha pena y dolor por él; en Santiago no conocía a nadie. Un día en el hospital se me acercó una señora muy amable, me preguntó por mi hijo y mi situación, era la directora y fundadora de Oncogar, señora Mónica Eidelstein, me llevó al hogar donde me acogieron y apoyaron durante todo el tratamiento. Logré salir adelante con mi hijo, todo salió bien gracias a Dios, y en julio del año 2.013 nos fuimos de vuelta a Calama, y seguimos con los controles mensuales en Antofagasta.
Pasaron los años y en octubre del año 2.017, mi hijo empezó nuevamente con síntomas, mi tristeza era tan grande, no podía creer que después de haber estado bien, nuevamente en diciembre de ese año nos confirmaron que había vuelto la leucemia, sentía tanta rabia e impotencia ¡!!!!.
En enero de este año volvimos a Santiago para empezar otra vez con el tratamiento de quimioterapia, pero en esta ocasión veníamos con su hermanita de tan sólo un año. Por normas y reglas de las casas de acogida no nos querían recibir en ningún hogar con mi niña. Nuevamente Oncogar me volvió a recibir con mis hijos, estaba tan feliz cuando las tías me dijeron que podía estar durante todo el tratamiento de Anderson con mis dos hijos en el hogar. Con el apoyo incondicional y el cariño de las Damas de Café, estoy sacando adelante a mi hijo, queda poco para terminar el tratamiento, gracias a Dios.
Estoy muy agradecida de las Damas de Café, por toda la ayuda que nos han entregado, es indescriptible, no hay palabras para expresarlo, que Dios las bendiga.
Hoy tengo la esperanza que esta vez mi hijo vencerá el cáncer.