Un día 27 de septiembre del año 2016, llegué al hospital Luis Calvo Mackenna, donde recibí la peor noticia: mi hijo Renato tenía Leucemia Linfoblástica Aguda; creí morir, pero no perdí la esperanza que mi niño se iba a recuperar, me costó aceptarlo, Dios me dio las fuerzas para seguir adelante con mi pequeño Renato de dos años y 8 meses.
Pasamos por un largo periodo de tratamiento de quimioterapia, que fue muy duro para mi hijo. Después de unos días, conocimos a un grupo de mujeres en el hospital, llamadas Damas de Café, personas bondadosas con cada niño que llega a atenderse al hospital, una de esas damas nos acogió en Oncogar, donde nos sentimos cómodos y protegidos mientras pasaban los días de los duros tratamientos de mi hijo Renato.
Doy gracias a los doctores y enfermeras que atendieron a mi hijo con tanto amor. También estoy muy agradecida por todo el cariño y la ayuda que nos entregaron las Damas de Café, ellas fueron algo más para mi durante el tiempo que estuve en Oncogar, les doy las gracias de todo corazón por recibirme con mi hijito, por eso las hago parte de esta historia.
Lo que me tocó vivir con mi hijo Renato no fue fácil, pero lo logramos, y seguimos luchando con fuerza y esperanza, nos queda poco para terminar el tratamiento, gracias a Dios mi hijo se encuentra bien, a cada madre que llega al hospital les digo que tengan fe y pongan todo en manos de Dios, que no pierdan las esperanzas. Les doy gracias infinitas a todo el grupo de mis queridas Damas de Café.